La Compañía Amable es el título bajo el cual Rocío Vega ha publicado una serie de relatos de fantasía (medieval, épica, de clara influencia D&D-rolera) ambientados en una suerte de Al-Ándalus con demonios y elementales, repleto de poderosas hechiceras que obtienen su poder de tatuajes, protagonistas LGBTQ+, aventureras veteranísimas con más apechusques que nadie y morreos y violencia a espuertas.
Se pueden leer, por un euro al mes, en el patreon de Rocío Vega y a partir de su publicación por parte de la Editorial Cerbero este mismo mes de julio, en formato libro físico.
Fantasía LGBT+ con sabor a taifa
Las historias que encontramos en el libro de La Compañía Amable son de lo más fresco que tenemos entre manos en cuanto a fantasía nacional.
Personalmente, estoy un poco cansado de leer todo el rato lo mismo: enanos y orcos, el camino del héroe, la damisela en apuros…
Nada de eso aparece en estos relatos.
No más elfos guapos y melancólicos, no más bárbaros hipervarolines, no más elencos 100% heterosexuales, no más ambientaciones anglo-germano-célticas. ¡Ya tenemos muchas cosas de estas! Ninguna copia barata de Merlín o Gandalf: ahora estamos a otras cosas.
Lo explico con un ejemplo.
El primer relato de la saga marca el tono y los temas de lo que vendrá después. En él se nos presenta a dos de las integrantes de la Compañía, ya mayores, con sus años mozos pasados.
Dalika, la clériga, se reúne con Trig, la guerrera (que está bastante cascada físicamente, llena de cicatrices y con rodilla ortopédica para poder caminar, porque quien hierro mata…) para solicitarle ayuda: su hijo está metido en un marrón y va a necesitar del acero de su vieja compañera.
Aunque ha pasado tiempo y las cosas no son tan fluidas como cuando eran jóvenes y la Compañía la formaban cinco jóvenas, volverán a luchar mano a mano porque eso es lo que las (viejas) amigas hacen.
De hecho, el relato se llama Por una amiga (y podéis descargar el audiolibro de Por una amiga en Lektu, de gratelo -pago social, eso sí- para ir echándole una oreja).
Si sois fans del género, sabéis que las historias de fantasía crepuscular con la amistad como tema central no son lo habitual, menos todavía aquellas con un par de mujeres en el otoño de su vida como protagonistas.
Si sois fans del género, también habréis reconocido elementos clásicos, como las profesiones al estilo de juego de rol de los personajes (Dungeons&Dragons or not metal at all).
Rocío Vega demuestra, para quien necesitase demostración, que se puede escribir fantasía épico-rolera sin caer en tópicos machistas y tropos vistos mil veces.
Los códigos son los mismos pero la perspectiva es diferente, y eso lo cambia todo. Podemos hablar de «fantasía épica española«, sí.
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Como comenta la propia Vega en esta entrevista concedida a David Pierre, «El género rolero-andalusí, que empezó como una broma (?) en una reseña de Fantaciencia pero que parece que está calando, sería algo así como la unión de los elementos clásicos de la fantasía épica y rolera (el guerrero, el mago, el clérigo, el pícaro, el bardo) y darles un meneo andalusí con elementos que, por sernos cotidianos, nos parecen raros. Cuando la guerrera de la historia no utiliza espada larga, sino una cimitarra, y para desayunar se zampa unas migas con chorizo en lugar de unas gachas con miel, se establece una especie de disonancia entre lo que se espera y lo que se conoce que a los fans les ha encantado«.
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